Esta es una acción que evidencia la violencia que nos hemos enfrentado todxs en algún momento de nuestras vidas y un memorial de aquellas a las que la violencia les ha quitado lo más preciado que tiene todo ser humano: la vida.
A manera de banderas tibetanas de oración puestas al viento, en cada uno de los banderines están escritos los testimonios de violencia que las y los participantes hayan tenido a lo largo de su vida.
En sociedades como la nuestra heteronormativa y patriarcal, todos y todas hemos sufrido casos de violencia ya sea de acoso callejero, violencia sexual, psicológica, de estigma y discriminación. Esta acción queda como testimonio de lo, muchas veces, no dicho, y que se plasma , y se pone al viento en un acto de memoria y curación.